sábado, 30 de junio de 2012

Importancia Social de la Familia


La familia es uno de los grupos sociales que requieren una atención especial en las políticas y decisiones adoptadas en el mundo.
Es evidente el reconocimiento universal que tiene la familia como la unidad básica de la sociedad y está demostrada la importancia otorgada por la comunidad internacional que se preocupa por su situación en todo el mundo. Se la reconoce como un lugar privilegiado para la educación, para la transmisión de valores, actitudes y expectativas que constituyen el llamado “currículum del hogar”, con objetivos y contenidos que determinan su seña de identidad y que contribuyen a generar aprendizajes en sus miembros.
Algunas de las cuestiones más comunes de las políticas sociales tienen que ver con el fortalecimiento de las familias y con su capacidad para atender sus propias necesidades tales como: el equilibrio entre el trabajo y las responsabilidades familiares, la reducción de la violencia doméstica y el alivio de la pobreza.

Un lugar para educar en valores
Los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos. Los valores nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, se relacionan con la imagen que vamos construyendo de forma propia.
La familia debe ser un marco propicio que permita la lectura abierta de la educación en valores que se ven condicionados, en no pocas ocasiones, por los medios de comunicación y por el mundo de internet y de los ordenadores. De cómo administren los padres estos medios, cómo eduquen a sus hijos en la lectura del lenguaje audiovisual y en el espíritu crítico, dependerá la educación en valores en general.

Las reglas de la familia
Las reglas familiares constituyen indicadores comunicacionales por excelencia. A través de ellas se determina quién habla con quién, quién tiene derecho a qué, cómo se expresan los afectos, qué se penaliza, qué se premia, a quién le corresponde hacer qué. Los límites entre lo que se puede y lo que no, colaboran para dar seguridad a los hijos. Rabindranath Tagore decía: ''no es el martillo el que deja perfectas las piedras, sino el agua con su danza y canción''.
La crisis del modelo familiar, una pérdida de disciplina y de respeto, la falta de autoridad de los profesores y la incorporación de nuevas culturas, son algunas de las causas que se dan para explicar el fenómeno de la violencia, que no es nuevo porque es inherente al ser humano. Los jóvenes actuales se encuentran en un momento evolutivo personal muy singular que viene marcado por una tendencia violenta con unas características y potencialidades adultas.

La raíz del problema
Este problema tiene una raíz social, en la que intervienen una serie de factores que van desde los modelos violentos que propugnan los medios de comunicación, hasta un relajamiento en la aplicación y cumplimiento de las normas que han de garantizar la convivencia. También tiene que ver la falta de autoridad de los padres, que ha llevado a una pérdida de la disciplina y el respeto, tanto en la familia, como en el colegio y en la sociedad.

También los profesores han perdido capacidad sancionadora y de actuación en los centros educativos, y es probable que esta pérdida de "poder" explique el aumento de los casos de agresiones o acoso en las aulas, el "bulling", la raíz del problema, tan de actualidad y que está alcanzando un grado muy elevado sin que nadie haya hecho nada por evitarlo.

Una realidad preocupante
Preocupa pensar en tantas familias compuestas por jóvenes productos de un fracaso escolar, por jóvenes que tienen distorsionados muchos valores fundamentales para la convivencia, por jóvenes sin la capacitación necesaria para hacer frente adecuadamente a la crisis económica. Preocupa tantos niños y niñas pequeños que están al exclusivo cuidado de sus abuelos que no tienen en sus padres un modelo de referencia, que no viven en una familia comprometida con la educación en valores.
Y preocupa porque de este segmento poblacional que cada vez es mayor es de donde va a salir nuestra sociedad más inmediata. Es horroroso pensar que una gran parte de nuestra sociedad se convierta en un ganado de borregos, sin criterios propios y a expensas de la manipulación de personas sin escrúpulos que intentan restar capacidad creativa para que se pierda libertad, para que se genere una dependencia que les garantice masificación y sumisión.

domingo, 15 de enero de 2012